domingo, mayo 16, 2004

lejos, muy lejos

Reflexiones de un lunático..

Esta es una noche oscura
pero no tan oscura
que no pueda mirar al cielo,
el espectáculo ha comenzado
está esperándome y yo
ahora sentado sobre la arena de
una lejana playa sin mar contemplo...

Es verde-azul aquella extraña luna
ha sido así desde el inicio de los tiempos
cuentan que carecía de estrellas
y que no perturbaba la tranquilidad de los terrestres
el metálico brillo de las luciérnagas
revoloteando a su alrededor.

Entonces siento un extraño pesar,
es gigante la verde-azul luna,
se asoma imponente por el horizonte,
ahora sé que nunca llegaremos allá...

De vez en vez resplandores emanan de ella,
dicen que son los dioses que pelean sin tregua,
sangre, dolor y muerte derrochan
en un segundo eterno de placer y grandeza.

Dicen que no sufren
pues no ha habido en los últimos siglos
uno solo en el que no se puedan ver
aquellos misteriosos resplandores.

¡Pero que he de saber yo!
si esas son cosas de dioses no de humanos.

Y yo soy humano,
soy humano de acero y cable
memoria eléctrica
y corazón de silicio.

Yo sólo he venido aquí por que es mi lugar favorito
en el que puedo estar, decir y sentir sin sangrar
la inexistencia que dejé atrás en el olvido,
aquella a la que si alguna vez regreso
no será por mi propia voluntad.

Repentinamente una luz blanca y tenue
refresca mi rostro, haz de luz que viaja
rompiendo nubes como olas en el mar,
quiero cerrar los ojos más no es posible
por que cerrados ya están
aunque aún me permitan ver
lo que no sé si quisiera ver.

Por fin puedo abrir los ojos
(¿realmente los he abierto?
o ha sido sólo una ventana abierta en mi memoria)
grandeza y melancolía en cada parpadeo,
es la triste luna pálida que me mira
en mi habitual desesperanza...

Es una noche oscura,
pero no tan oscura que no pueda mirar al cielo...