viernes, julio 07, 2006

la fiesta de la democracia.

De las tantas cosas que pienso sólo atino a decir: "¡Qué triste! Este país."

Qué triste el servilismo, la corrupción, la inconciencia, el miedo, el cinismo, la falta de respeto, la mezquindad, la ignorancia, la estupidez, la idiotez, la arrogancia, mil veces la estupidez.

Desgraciadamente qué humano también. Y qué difícil es tratar de mantenerse a raya, como si nada de eso existiera para algunos de nosotros y no encenderse cuando se recibe de alguien una llamarada de estupideces del estilo: "Les ganamos a esos muertos de hambre" al momento que pide una confirmación: "¿A poco no?".

Asusta la violencia, escandalizan las verdades dichas crudamente, provocan indiferencia y risa las utopías, provoca miedo perder lo poco o mucho que se tiene (salvo cuando no se tiene nada y es ahí cuando la ilegalidad se hace el único medio legal para ser escuchado). El país que se hizo, en su mayor parte, un país de miedosos comandado por cínicos.

Nunca en la historia ha habido un ganador en donde hay división (aunque en la práctica haya beneficiados), ni lo habrá. México es un país dividido desde sus cimientos, desde su propia cultura está destinado, como muchos otros pueblos, a sobrellevar sobre sus hombros una carga histórica de intransigencias y vejaciones, de irrespeto e incomprensión hacia sus propias diferencias, desde las raciales hasta las culturales e ideológicas (con las consecuencias socioecónomicas que todos conocemos).

El problema no es quien va a gobernarnos los próximos seis años ni los próximos cien años, sino como el país no puede, aún despúes de 200 años de "independencia" (después de todo un sexenio no es nada), verse como uno solo para beneplácito de saqueadores y enfermos del poder para los cuales ésta es tierra fértil.

Ahora sólo me queda una idea en la cabeza, este país tiene lo que merece, aunque no todos lo merezcamos.

Al terminar de escribir esto, descubro que han bloqueado la dirección de blogger.com aquí en la oficina, curiosa coincidencia...

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Blogger carlos >>>

es cierto, el problema de México llega hasta las raíces culturales más profundas. y parece que las cosas se van repitiendo... y repitiendo... y repitiendo...

9:17 a.m.  

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