lunes, febrero 20, 2006

╚{ç endless sun on earth

Es inimaginable, si me lo preguntaran, la sensación de volver a nacer, la oportunidad de seguir cometiendo las mismas estupideces sin saberse culpable esta vez. Uno no debería ser ingeniero,
médico, abogado, artista, o algo. Uno debería ser una persona sin contenedor. Pero a todos se nos niegan cosas. Algunas nos duelen, otras no, otras no nos importan o no las conocemos.

También están todas esas cosas que no sabemos decir, y por eso admiramos tanto a los que si saben y quieren decirlas aunque en ocasiones sepan tan poco de lo que hablan.

Estoy a mitad de la jornada, es lunes, como parecen ser todos los días. Estoy medio despierto, medio dormido, medio todo, irremediablemente incompleto y aún no soy capaz de armarme nuevamente. Hay demasiado silencio aquí, más del que necesito. Por eso presto atención cuando tecleo, los saltos de línea y los espacios suenan diferente del resto, no como la 'k' o la 'e'.
Algunos instrumentos de trabajo por aquí y por allá, la computadora, un montón de papeles con modelos que sólo yo entiendo y a mi me sirven, incluso cuando no fueron hechos con un propósito egoísta sino todo lo contrario. Los he pintado cuidadosamente imaginando rascacielos de clases e interfaces y ciudades transitadas por instancias muriendo en colisiones por cada
esquina. Además un recolector de basura que mantiene impecables las autopistas y despiertos a ciertos conductores de edades aceptables. De vez en cuando uno que otro error fatal, un apocalísis y todo es cuestión de volver a compilar, nadie está exento. Es probable que no sea imaginación, quizá sólo un poco de decepción. No soy artista, ni escritor, ni vagabundo, ni nada parecido, mejor dicho no soy algo o alguien, aunque eso harta también. Más bien soy tan monótono como el programa que construyo en este instante. ¿Quién ha pensado alguna vez que se podía crear inteligencia a partir de loops y estructuras de decisión torpes? En realidad todos tenemos derecho tanto a ser idiotas como a rectificar, para lo cuál sólo debería bastar una vez, no es tan agradable la humillación. Pero hay ocasiones en las que, para ciertos entes, es mejor olvidarse de trasfondos y contextos. Ser el centro del universo. A final de cuentas, NADIE puede contradecir satisfactoriamente NADA.

Nadie entiende porque quiero salir de aquí, ni yo mismo lo sé bien, simplemente sucede cada cierto tiempo, todo empieza a carecer de sentido...