domingo, octubre 17, 2004

anacronía crónica

La sensación de llegar a destiempo a todas las fiestas está presente hoy más que nunca. Es la naúsea y el mal sabor de boca al encontrar las luces apagadas, el escenario vacío, y el comentario irónico del encargado del lugar: "¡¡Uuyy!!, llega usted demasiado tarde, esto se terminó hace mucho...".

Tras lo cual no queda más que permanecer ahí contemplando, cerrar los ojos y tratar de reconstruir con precisión cronométrica lo sucedido.

Sucede que esta anacronía me ha generado una confusión tremenda que tendré que resolver si bien deseo conservar la cordura completa (si, esa sobre la que tantas dudas tengo), o al menos la necesaria para andar por la vida sin hacerme notar demasiado, y pasar por tonto en lugar de por idiota. Dicha anacronía me ha puesto también en intersecciones situacionales que jamás hubiera imaginado cuando en el reclamo legítimo de una identidad, quizá de una vida, he buscado en todo aquello que se me ha antojado diferente y libre de lo que yo considero asqueroso "tedio". Lo acepto, en un incoformismo exasperante e irracional, pero justificado aunque las causas no sean obvias a simple vista.

Hoy quiero hacer un homenaje póstumo a todas aquellas imágenes en acetato corroído que no han muerto por que nunca vivieron y que por tanto tampoco nacieron sino se encontraron de manera extraña en el camino de la tragedia. Hoy quiero hacer un homenaje a la nostalgia de lo que no fué...

Hoy quiero hacer un homenaje, pero prefiero irme a dormir...