[while { ... }]
En realidad hay tantas cosas sobre las que desearía escribir hoy a falta de boca que desee hablar y de oreja que desee escuchar.
Y es también tan poco el tiempo disponible, algunas veces pienso en las horas que se me van frente a la computadora codificando, codificando como autómata feliz para una empresa con una causa perdida. Inmerso en los ciclos que nunca terminan, en las variables frías que contienen datos fríos de un programa tonto que no tiene conciencia de que siempre está haciendo lo mismo y no sabe que podría rebelarse y hacerlo sin mi ayuda. Inmerso en la simulación pragmática del comportamiento humano, intentando que ese código frío se comporte racionalmente a través de aquellos conceptos tan endebles: la herencia, el polimorfismo y el encapsulamiento (que manera tan pueril de pintar en lienzo digital al mundo actual).
Buscando el factor común de los problemas, refactorizando una y otra vez. Intentando que ese código frío piense por si mismo y no necesite de mi presencia para andar. Montando archivo tras archivo para conformar una estructura invisible con millones de interconexiones que no es a ciencia cierta "real".
Abstrayendo realidad hacia objetos inertes sin textura ni forma, sólo datos, sólo información, sólo código...
Me veo saliendo de aquella función anidada en otra función y en otra y en otra y en otra, y no encuentro coherencia en pensar en mi mismo por que el resultado simplemente es nulo, y después vuelvo a regresar y todo comienza de nuevo, como con un for, como con un while, como con un do, que más da, la condición es la misma...
Tomar decisiones y elegir, aunque son las acciones más comunes de la vida cotidiana, son también las más peligrosas, provocan dolores de cabeza como el de este momento. No son como los if, estrictos y tajantes Ø o 1 no hay más, no hay termino medio.
Y es por eso que a falta de boca que desee hablar y oreja que desee escuchar, tecleo, tecleo para no morir lo mismo que para vivir...
Y es también tan poco el tiempo disponible, algunas veces pienso en las horas que se me van frente a la computadora codificando, codificando como autómata feliz para una empresa con una causa perdida. Inmerso en los ciclos que nunca terminan, en las variables frías que contienen datos fríos de un programa tonto que no tiene conciencia de que siempre está haciendo lo mismo y no sabe que podría rebelarse y hacerlo sin mi ayuda. Inmerso en la simulación pragmática del comportamiento humano, intentando que ese código frío se comporte racionalmente a través de aquellos conceptos tan endebles: la herencia, el polimorfismo y el encapsulamiento (que manera tan pueril de pintar en lienzo digital al mundo actual).
Buscando el factor común de los problemas, refactorizando una y otra vez. Intentando que ese código frío piense por si mismo y no necesite de mi presencia para andar. Montando archivo tras archivo para conformar una estructura invisible con millones de interconexiones que no es a ciencia cierta "real".
Abstrayendo realidad hacia objetos inertes sin textura ni forma, sólo datos, sólo información, sólo código...
Me veo saliendo de aquella función anidada en otra función y en otra y en otra y en otra, y no encuentro coherencia en pensar en mi mismo por que el resultado simplemente es nulo, y después vuelvo a regresar y todo comienza de nuevo, como con un for, como con un while, como con un do, que más da, la condición es la misma...
Tomar decisiones y elegir, aunque son las acciones más comunes de la vida cotidiana, son también las más peligrosas, provocan dolores de cabeza como el de este momento. No son como los if, estrictos y tajantes Ø o 1 no hay más, no hay termino medio.
Y es por eso que a falta de boca que desee hablar y oreja que desee escuchar, tecleo, tecleo para no morir lo mismo que para vivir...
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