lunes, mayo 16, 2005

la tristeza del robot y humano

"Liberarse es perder la causa. La causa, ¿Comprendes?, casi nada."

Es tan irresistible la tentación de dejarse llevar por la marea de las emociones cotidianas y el sopor de estos segundos de locura, saturados de todo, incluso de hastío. Lo piensa y no lo cree del todo, vive y respira. Exactamente como lo indica su diseño, sin el más mínimo desperfecto. El problema es la configuración, y entonces parece distinto, el mundo. Este planeta tan diminuto, es tan extraño que nadie lo haya pisado ya, y lo haya hecho mierda, es, tan sospechoso.

Pero todo este mosaico de incongruencias no hace la diferencia en nada.

A veces duerme y despierta a ratos. Sólo para ver pasar viajeros dispersos bordeando calles grisáceas, evitando conductores mecánicos a bordo de transportes automáticos e interruptores subiendo y bajando por todos lados, presionando leyes físicas, desafiando inventos matemáticos en ecuaciones al azar. Nadie llama demasiado su atención, lo de siempre, los mismos patrones, los mis andares, los mismos gestos, quizá las mismas emociones mutando en diferentes combinaciones de éxtasis. Nulidad o intensidad. Naturalidad o artificialidad.

Los mismos destinos. Diferentes dosis.

Un movimiento involuntario hacia el cielo enardecido se produce sin razón aparente. Objetos danzando sobre nubes incoloras, inseguros, dispuestos a caer en cualquier momento sobre su cabeza. Justo sobre su cabeza. Sus ojos. O sus pies, su impreciso suelo. Imaginaciones inverosímiles. Miedos.

Yo vigilo desde algún punto indefinido de su mente, perdiendo algunas veces los detalles que el parpadeo constante nubla como un secreto mal guardado.

"¿Qué hago yo aquí?" Me pregunta cada vez que me observa, cuando se detiene ante un reflejo accidental. Nunca sé responder con exactitud. Y si lo supiera no estaría aquí. Preguntándomelo. Escindiendo la realidad en ficciones aleatorias. Manteniendo las funciones esenciales de la cordura social.

Así es. Ridículos pensamientos. No hay salidas por los ojos, no se engañen. Obsesiones.

Las persianas caen rápidamente ocultando una luna incipiente. Sueño que d-escribo aquella escena sin usar las manos, y estás ahí, viendo lo genial que soy, como cuando no me ves, siempre que no me ves, sólo cuando no me ves. Artificialidad.