jueves, marzo 02, 2006

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La ciudad se siente tan fría y vacía, pero no la ciudad como todos la ven; la ciudad que se aleja con cada parpadeo entre multitudes difíciles de reconocer, y de sobrellevar. Los monólogos amarillos de un semáforo me recuerdan que no voy a ningún lugar en particular. Me recuerdan mis estrategias nocturas de titiritero sin sentido. Y las líneas recortadas sobre cada avenida no despiertan ante mis pisadas. Es inútil tratar de encontrarte, incluso si sé en donde estás; también es inútil tratar de engañar a este nudo en la garganta...