domingo, enero 09, 2005

dogville


Dogville (2003)
Director: Lars Von Trier

Esta es una de tantas (tantas) películas que no había tenido oportunidad de ver y que me llamaba la atención. Así que aproveché que la exhibieron en la Cineteca y me lancé a verla. Definitivamente, Lars Von Trier me sorprendió de nuevo (lo cual era la intención).

Dividida en nueve capítulos y un prólogo. Desde la primera escena, los comentarios mordaces y el estilo de la narración se podía ver que se trata de una película en la que se utilizaron recursos y efectos no tan triviales aunque a simple vista sencillos (o al menos eso me pareció). De entrada está planteada como una obra teatral, con un escenario muy sobrio que representa a un pequeño e insignificante pueblito al que nadie llega ni del que casi nadie sale, en realidad un conjunto de casas perdido en un valle tras una montaña, alejado de la bulliciosa civilización. No se puede ver de las casas más que su interior y a la gente que las habita (además de algo de mobiliario y objetos), lo cual da una sensación de vacío pues se pueden observar las acciones de sus habitantes en todo momento, aunque indiferentes unos de otros. No voy a ponerme a resumir aquí la película pero bien podría decirse que su temática se centra en la forma en que las acciones humanas guardan una tendencia gradual hacia la perversión, un juego a través del cual el amor se transforma en violación ayudada por el hastío y la rutina, intentando además justificarse. Von Trier lo presenta como una manifestación de lo humano, abriendo las rutas que nos conducen a una diversa y compleja gama de cuestiones morales, religiosas y políticas.

Es una historia entre inocente y provocadora en la que mucho del trabajo del expectador es interpretar (y eso es jodidamente bueno, digo), no sólo lo visual sino el mismo contenido. El final sobre todo (después de tres horas), no me lo hubiera imaginado tan crudo y lleno de simbolismo. Hace pensar en la justicia y en la responsabilidad que cada quien debería asumir por sus acciones. Sobre todo eso: la justicia y sus perspectivas tan enclenques.