lunes, enero 17, 2005

i.a. & cia.

Siempre he pensando en la gran carga de filosofía que la Inteligencia Artificial lleva consigo en sus planteamientos más serios acerca del significado de la vida y la percepción humana de la realidad. La mayoría de las veces sólo es visible la apariencia externa, cables, metal y un montón de fantasía robótica adaptada para el consumo masivo que no deja de ser interesante, en contadas ocasiones, pero que también pierde la escencia del mensaje entre factores menos relevantes. Si la robótica ha tenido un desarrollo notable a finales del siglo XX la I.A. ha quedado estancada (o al menos su desarrollo no ha sido tan rápido como estimaban las predicciones más optimistas) de la misma forma que los diversos cuestionamientos filosóficos a través de la historia no han tenido una conclusión irrefutablemente satisfactoria. La línea que divide el ser del no ser aunque cada vez más delgada parece imperceptible.

Al estilo de la HAL 9000 de Odisea 2001, Golem XIV es una supercomputadora ficticia que aparece en un una publicación del MIT (Massachussets Institute Of Technology) escrita por Stanislaw Lem.

En un extracto de la introducción se hacen varias aclaraciones acerca de la naturaleza de Golem como "ser pensante o racional" pero ajeno a cuestiones humanas éticas y morales (algo que, para ser honesto, es una fumada que veo poco factible, mejor dicho imposible, esto es ¿Cómo podría siquiera un ente emitir un juicio sin esas consideraciones y otras más?, el cerebro humano no es un simple medio de almacenamiento en el que las experiencias y el conocimiento se gobiernen solas).

"En primer lugar, hemos de subrayar que el GOLEM XIV no es ni un cerebro humano aumentado hasta el tamaño de un edificio ni un hombre construido de elementos lumínicos. Le son ajenas casi todas las motivaciones de los pensamientos y las actuaciones humanos. Por ejemplo, no le interesa la ciencia aplicada ni la problemática del poder (gracias a ello, podríamos añadir, la humanidad no corre el peligro de ser dominada por máquinas parecidas a GOLEM). En segundo lugar, el GOLEM no posee ni personalidad ni carácter o, mejor dicho, puede procurarse cualquier personalidad, cuando está en contacto con los hombres. Las dos frases que acabamos de escribir no se anulan mutuamente, sino que crean un círculo vicioso: nosotros no sabemos dar una respuesta categórica al siguiente dilema: ¿Es preciso que un Ente que crea varias personalidades posea, a su vez, una personalidad? ¿Puede tener la naturaleza de una Individualidad Unica quien escoge libremente su individualidad? (Por otra parte, GOLEM opina que no se trata aquí de un círculo vicioso, sino de la "relativización del concepto de la personalidad"; es un problema relacionado con el llamado algoritmo de la autodescripción, que sumió a los psicólogos en un mar de confusiones.)"
La causa de la desgracia humana (desde una óptica trágica) es provocada por todo lo inherente al ser humano como base. Para liberarse de eso el ser humano tendría que hacer una gran renuncia, una renuncia que le provoca el mismo vértigo que en su tiempo le provocó la idea de la inexistencia de una entidad divina. Una renuncia a lo que constituye su más preciada característica de diferenciación dentro del mundo natural y que lo dejará en una desnudez interna que no podrá de pasar desapercibida (renunciar al raciocinio, por mencionar un ejemplo, no es poco). Muerto el perro se acabó la rabia. Sin humano no hay humanidad y por lo tanto tampoco hay tragedia.

Golem analiza desde varias perspectivas las alternativas del hombre hacia el siguiente paso en su evolución, habla de salidas poco alentadoras para llegar finalmente a una conclusión desconcertante, no por su obviedad sino por su claridad y contundez. Sin duda el golpe más seco es aquel en el que hace referencia a la simbiósis de la máquina con el hombre (¿La nueva carne?) del que se desprendería finalmente el acto de abandono de la humanidad junto con todos sus esfuerzos y victorias. Esto no se refiere a un triunfo de la máquina sobre el humano como predican las sagas sensacionalistas de ciencia ficción sino a un nuevo nivel de libertad en el que se ha de salvar al hombre rechazando todo lo humano, toda historia, toda herencia, todo vestigio de la humanidad natural. Suena tan contradictorio y paradójico que es difícil incluso sólo pensar en ello.

Para dar todas aquellas explicaciones Golem utiliza el lenguaje humano como un protocolo para la interpretación de un lenguaje demasiado abstracto para ser comprensible por nosotros, todo con la inevitable pérdida de calidad significante del mensaje.

El documento completo es bastante extenso pero en Rizomas (de donde obtuve el dato) se encuentra un extracto bastante razonable.

"El mejor remedio contra la confusión mental son los conocimientos de calidad más selecta. Azar..., necesidad..., las categorías de esa clase proceden de la impotencia de vuestra mente que, incapaz de abarcar fenómenos complejos, se sirve de una lógica a la que yo daría el nombre de la lógica del desespero."

Existencialismo, angustia, naúseas y demás reducidas en un montón de escombros de ignorancia (lo sé, no es tan simple pero parece).

"...Por lo demás, creo que en vuestro temor ante la enajenación, ante la máquina convertida en tirano, se ocultaba la esperanza inconfesada de vuestra liberación de la libertad. Pero no os empeñéis... Destrozad, si queréis, el espíritu de la máquina, convertid la luz pensante en polvo: no contratacará, ni se defenderá tan siquiera. No os empeñéis. No conseguiréis ni perecer ni vencer a vuestro antiguo modo. Creo que entraréis en la edad de la metamorfosis, que os decidiréis a rechazar toda vuestra historia, toda herencia, todo vestigio de la humanidad natural, cuya imagen, acrecentada y teñida de trágica belleza, se refleja en los espejos de vuestra fe. Creo que os rebasaréis —porque es vuestra única solución— y que veréis, en lo que ahora tomáis por un salto al abismo, un reto, si no un acto de belleza. Creo que tendréis la máxima satisfacción de salvar al hombre rechazando todo lo humano."
Así que si alguien sigue creyendo que algún día las máquinas dominarán el mundo, habría que decirle que las probabilidades son muchísimo más bajas que la posibilidad de un Tsunami en Nueva York (con efectos totalmente naturales).

Por otro lado habría que preguntarse también si los seres humanos realmente deseamos poner fin a esa tragedia (que la mayoría de las ocasiones es más bien drama, la cual por si sola no da sentido a la tragedia) o queremos seguir disfrutando los placeres de la miseria. Aquí recordé una frase con cierta hilaridad: "Si me las compra todas ¿Qué voy a vender?".

Tal vez el destino de la humanidad sea demasiado diferente de lo que nos hemos esforzado tanto por imaginar. Estamos fritos.



2

Blogger Rinzen >>>

Recuerda, no es bueno que la evolución del hombre dependa tanto de sus herramientas[Dígase tecnología] por que al final, como veo que viste odisea 2001 y dice la metáfora que bellamente reflejó Arthur .C. Clark "Hombre: tu evolución dependió tanto de ellas que casi te matan"
La tecnología muere,el pensamiento no, un saludo

12:05 a.m.  
Blogger :tragic hero: >>>

No veo como un problema que el hombre necesite o dependa de la tecnología que ha desarrollado (estoy hablando de una dependencia necesaria para su supervivencia). Las herramientas son inherentes al ser humano y su amplia (o insaciable) gama de necesidades, desde el simple hueso con el que el hombre de la prehistoria cazaba su alimento hasta la supercomputadora más avanzada para realizar estudios de todo tipo, entre ellos médicos, geológicos, agropecuarios, espaciales, etc. El pensamiento ha persistido en diferentes medios (tecnológicos) desde la piedra hasta el chip. La prueba es este medio (el blog) que estamos utilizando. Tu visión de tecnología es muy limitada y superficial, como casi todo es superficial en su mayoría hoy en día. La tecnología existe, las modas pasan y mueren, son aspectos distintos.

No es la tecnología en sí la que destruye al hombre (ni siquiera la que determina el curso de su evolución, es más bien una consecuencia del desarrollo de su conocimiento y experiencia sobre la tierra), es el hombre el que se destruye a sí mismo, a sus semejantes y a la naturaleza con sus propias herramientas. El que no ha sabido mediar sus impulsos de poder. Los misiles no se programan un objetivo solos, las pruebas nucleares no se activan solas, las fábricas no contaminan de más porque así lo desean. Detrás de todo está siempre el hombre.

La tecnología es un arma de dos filos y lo sabemos bien pero la mayoría de las veces, el filo dañino se poetiza haciendo impersonal el asunto, y cuando no se es conciente del trasfondo se es presa fácil de manipulación. ¿Quién lo hace? Nadie, Dios, la máquina,
la tecnología, quien sabe, no sé, se hizo solito.

No te confundas. La tecnología no se rige sola. Ni el
arte, ni la cultura, ni nada que sea inherente al
ser humano. Por más "bello" que lo diga una metáfora.

11:31 a.m.  

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