lunes, marzo 20, 2006

Pinturas.

La habitación se encontraba repleta de lienzos sin pintar, ordenadas de tal manera que podían ser seguidas si se recorría el lugar desde la entrada en el sentido de las manecillas del reloj. Todos y cada uno de ellos tenían adheridos a su esquina superior derecha pequeñas notas amarillentas, apenas legibles, describiendo la posible situación que quedaría plasmada en el cuadro. Se trataba de una historia completa o al menos lo era la secuencia. El pintor debió tener ideas vagas por las cuales no se había atrevido a completar, o al menos iniciar, su obra. Ni una línea trazada, ni una forma que indicara el menor esfuerzo por vencer algún miedo (conclusión a la que llegué casi de forma inmediata al entrar al lugar). Probablemente no se tratara sino de un escritor farsante.